jueves, 14 de enero de 2016

la hermosa sensacion de amor



Es una empresa noble e intelectualmente provechosa huir de los tópicos del amor. Porque uno se pierde cuando llegan las dificultades, que inevitablemente irán pidiendo paso, como algo natural. Y que cuando uno mire por el espejo retrovisor, éste sea capaz de darnos una visión retrospectiva con fundamento. Ir diseñando el atlas personal de la geografía por donde hay que irse metiendo. En él se apilan todos los elementos habituales que vemos al movernos por la realidad: valles, collados, ríos secos y navegables, mares, paisajes serenos y encrespados. Todo eso misteriosamente apelmazado y disperso y a la vez, bien diferenciado.
Es ésta una vía de conocimiento primordial, ya que vibra toda la temática personal, que va desde lo físico a lo psicológico, pasando por lo espiritual y cultural. Sus entresijos y recovecos suelen ser interminables.
El enamoramiento tiene que ser el obligado punto de partida. El centro de la rueda desde donde parten los radios que harán que el carro funcione. Luego vendrán las dificultades de la travesía, pero ésa es ya la historia normal de cualquier recorrido. Francesco Alberoni en su libro Te amo (1996) habla del estado naciente, experiencia universal de encantamiento, en donde ve él todo el nacimiento de la cultura. Pretender apostar por un vínculo exclusivo y duradero es hacer y convertir ese amor en algo culto y consistente. Dicho de otro modo: es poner orden en ese sinnúmero de palabras que se arremolinan en torno al término amor: sentirse atraído, desear, querer, gustar, no poder olvidar, etc.

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